sábado, 29 de agosto de 2015

El Mito en el Popol Vuh

 En las culturas tradicionales de México, se hablaba de la ciudad celeste, una ciudad que se encontraba habitada por los Dioses, aquellos que fueron los antecesores del hombre, estas familias no son históricamente hablando, los antecesores de la humanidad sino que tal genealogía  supone la construcción simbólica de una familia ancestral.[1]
  Federico Gonzalez afirma que algunas etnias han tomado algunas costumbres.
“Actualmente los grupos Triquis, comunidad cerrada y tradicional de Oaxaca veneran a sus antepasados, a su 'linaje', al que entroncan directamente con la ciudad celeste, u otro mundo donde viven, venerándolos especialmente el día de los difuntos cristianos. La ciudad celeste es un espacio distinto, un país que coexiste con el nuestro, una patria de cuerpo espiritual en donde habitan los dioses, y los difuntos. Una realidad impalpable que ya conocían los egipcios”

Gonzalez cita a Hermes Trismegisto, en el Corpus hermeticum, una frase que dice: “¿Ignoras, oh tú Asclepio, que Egipto es la imagen del cielo y la proyección en este mundo de todo el ordenamiento de las cosas celestes?"      
Estas culturas, son conscientes que son descendientes del reino celestial, y tal pensamiento ha perdurado a través del tiempo, para Swedenborg, el lazo que une a estos pueblo con el mas allá, es la razón que cimenta la vida tribal,  su mundo terrenal es para ellos el reflejo menos perfecto del reino celestial. Es de igual manera la India para los hindúes y el Celeste Imperio para los chinos, estos hábitos culturales son el denominado de un arquetipo debido a la universalidad que se extiende en distintos pueblos, como también el culto hacia los ancestros.
Es conocido que el Mito es el génesis, que es universal en la mayoría de las creencias, donde se acude a algo desconocido para construir el fin, por la intervención del ritual, y por medio del símbolo que lo revela, encontramos la puerta a reino celestial, la cosmogonía es la verdad especulativa que está solamente en el presente. El chamán es un puente, es el hombre elegido para unir el mundo conocido con lo desconocido.[2]

 El Mito pertenece a otra realidad y a otro tiempo, solo hay vestigio de el, en el símbolo y se hace permanente en el significado del ritual, esto conlleva a la contemporaneidad del mito, por lo que el alma re-genera.
 El Popol Vuh es un libro del pueblo maya-quiché, el cual lleva  escrito “génesis”  y además de rituales.  Los relatos cosmogónicos son el esfuerzo de registrar la tradición oral, estas costumbres tal parece son comunes en la mayoría de los pueblos indígenas de Mesoamérica; Gonzalez lo describe como las similitudes arquetípicas, y resalta que el rito que se encuentra en las culturas de todo el mundo, es la invitación al hombre a la limpieza espiritual, con el fin de alcanzar a un nuevo ser.  Encontramos en la historia de la cultura las manifestaciones jeroglíficas, la tradición oral, y el libro sagrado, que han hecho parte de la naturaleza arquetípica del pueblo, en el Popol Vuh la transmisión oral de su contenido, como la danza y toda la teatralidad componían el ritual sagrado.
 Gonzalez divide la lectura del mito en tres categorías, a (cosmogónica, ontológica, metafísica) b (psicológica, emotiva) y c (naturalista, emotiva, motora) él afirma que esto no interfiere, y por lo tanto cada uno tiene un lenguaje directo para cada quien. El  Popol Vuh alguna vez fue memorizado por todos, pero en la actualidad sus rituales se practican en forma fragmentada en algunas zonas de Guatemala. Gonzalez concluye exaltando el poder de la tradición, donde la luz hace su aparición,por consiguiente de cuatro creaciones sucesivas surge en el quinto sol el hombre moderno [3].


                                                                        Tonatiuh, el dios del Quinto Sol









[1] De igual modo, la genealogía de los incas, que ha sido estudiada sagazmente por Imbelloni. Asimismo las fechas y los hechos señalados en los jeroglíficos mayas tienen carácter simbólico, sin dejar por eso de ser históricos. Se trata de historias míticas y mágicas de sentido cíclico-rítmico expresadas de manera ritual y de modo mnemotécnico. La historia y la geografía sagrada han sido propias de todos los pueblos tradicionales. Sin ir más lejos recordemos las genealogías bíblicas, las edades y acontecimientos que allí se narran, y los lugares geográficos-simbólicos presentes en los mitos griegos.

[2] "En las tierras bajas tropicales de Centroamérica, al igual que en determinados lugares de África y Asia, tales individuos (los reyes-chamanes) fueron considerados de origen divino porque era creencia cierta que descendían en línea directa de los dioses fundadores de la sociedad, los primeros padres u hombres creados; la historia de esos antepasados era narrada en los mitos y sus nombres mencionados en las inscripciones como fuente de la legitimidad de la dinastía". Miguel Rivera Dorado. La Religión Maya, Alianza Universidad, Madrid, 1986.

[3] Gonzalez nos muestra la similitud de una cultura que estuvo separada del viejo mundo, y a pesar de ello comparte muchas de las costumbres del pueblo hebreo, los grecorromanos y el budismo-hinduismo. Esto es lo que dice en sus palabras “Pero lo verdaderamente interesante es que para una mentalidad arcaica eso está sucediendo siempre, o sea en este mismo momento, por lo que aquella creación arquetípica que narra el mito no es sino una realidad viva ahora, de la cual la naturaleza misma de los fenómenos, seres y cosas nos habla constantemente”.

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