viernes, 28 de agosto de 2015

Magia y religión

   


 Con motivo de esclarecer la similitud que existe de estas dos materias en el campo de la civilización humana, decidí atreverme a hablar del asunto en los términos antropológicos, y para ello citando al teólogo y filósofo alemán Friedrich Schleiermarcher, quien negó que la razón fuera el único método para alcanzar a Dios, pero afirmaba que era imprescindible la ética y la moral [1] también afirmaba que la esencia de la religión es el sentimiento de dependencia absoluta del ser humano con respecto a la divinidad. Es por tanto la sumisión total de la voluntad divina, al igual que la tradición Islámica (الإسلام, al-islam, que refiere a la sumisión de Alá).
 Decía este autor, que solo era necesario imaginar a Dios, para seguir en la rectitud, y que la moral es por tanto una virtud que desprende de tal idea. Ahora entendiendo que la religión contrasta con la magia, en el sentido que aparta la sumisión de una divinidad, y es el mago que no intenta entregarse a algún indicio de moral y mucho menos a la sumisión de algún dios.  
 Sin embargo la pregunta sería entonces, si la religión en algún momento siempre tuvo este factor sumiso y ético. Émile Durkheim se preguntaba qué hacía a una religión, [2]  y sabemos que: en la magia, el mago no tiene una feligresía, tampoco existe una iglesia mágica, y mucho menos un pecado mágico. Pero una aproximación mítica con el fenómeno religioso, es quizás el tabú, entiéndase como las restricciones morales primitivas, aún vigentes en algunas culturas, si pensamos en el pecado original, o los pecados solo el hombre primitivo sabe cómo salir de él, aquí es donde acude al ruego y el perdón de su dios, y es que es el poder de la palabra que en el término de un ser omnipotente, puede ser asociado con la magia, pues escapa de la intervención de la materia, y solo es el soplo mágico, lo originado por el ser supremo, y solamente es conocido en lo predicado por él chaman y el sacerdote, la evolución intelectual del mago.





Citas

[1]
F. Schleiermacher, sobre la religion, discursos a sus menospreciadores cultivados.
[2]
É. Durkheim, Las formas elementales de la vida religiosa, 1912.



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