miércoles, 2 de marzo de 2016

Cuerpo y Arte

Nicolas Barrera



El cuerpo como tema del arte es evidentemente expuesto por los artistas colombianos como una forma de crítica ante los malestares de la violencia, al ser este demasiado vulnerable, es propenso a manifestar el sufrimiento con marcas; es el cuerpo la expresión material de los seres y en tanto así la forma exterior de la que nos valemos como justificación para generar arte. Reconocemos el cuerpo como la cara visible de los hombres y mujeres, de quienes no pueden ofrecernos un dialogo, de aquí que los autores colombianos se sensibilicen de éste y encuentren en él una narrativa legible por sí mismo.

 En concordancia con el cuerpo como testigo y expresión, se encuentra la obra de Miguel Ángel Rojas con El David-Quiebramales y Libia Posada con Signos Cardinales, solo por nombrar dos obras que comprometen la realidad del país y su proyección en el cuerpo. En el 2004 fue expuesta la fotografía nombrada popularmente como El David, en esta escena el artista Miguel Ángel Rojas ha propuesto una imitación de la célebre escultura del artista Miguel Ángel Buonarroti, en la escena se percibe un joven soldado mostrado como guerrero y con gran fortaleza a pesar de haber perdido su pierna izquierda, por causa de las minas antipersona.[1] Continuando con las piernas como soporte del cuerpo, como lo revela Rojas, en donde afirma que esta idea fue lo que le inspiro a crear su obra, se encuentra del otro lado Libia Posada con signos cardinales.

"Son los retratos de algunas personas. Son los retratos que están armados desde sus piernas porque es el lugar del cuerpo que les ha permitido salvar sus vidas”…



Signos Cardinales 2010



    En las piernas marca la ruta que tomaron doce mujeres campesinas, quienes fueron obligadas a dejar su tierra por culpa del conflicto.[2] Para Libia, estas marcas cartográficas sumando el acompañamiento que ella hace al escuchar las distintas historias, les devuelve la dignidad a las víctimas. Es en el sentido de las experiencias del cuerpo que lastimosamente el espectador puede acceder a las realidades inadvertidas que vive Colombia, tanto Libia como Miguel Ángel pudieron encontrar un lenguaje que acercara a las víctimas con el artista, y en consecuencia una aceptación positiva por parte de los afectados, lo que indica una verdadera dignificación.     



   

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