lunes, 28 de septiembre de 2015

El símbolo en el arte





Hay que tener en cuenta en diferir la información que se presenta en las artes, es claro que su información no puede ser verídica, y no aporta una información de conocimiento, salvo que la duda entra en las artes representativas ya que si su objetivo es mostrar un previo conocimiento, hasta donde llega esta vedad, y que tipo de valor retoma.

Adolfo Sánchez aclara que el arte realista o representativo, siendo expuesto desde su acontecimiento histórico hasta un presente, es una actividad creadora, ya que esta es la realidad hecha a la forma humana, ósea a la interpretación de su creador, el cual interviene la materia creando su realidad sin hechos dados, mas niega el arte cuando se esfuerza en ser copia exacta careciendo de expresión.

En palabras de Hegel, el daba por hecho que la imitación fiel de nuestra realidad era en si una actividad innecesaria para el espíritu humano, ya que esta actividad daba lo que ya se nos ha dado, mas nunca igualara la esencia de lo copiado. El arte cuando esta fundado sobre la mimesis no involucra una relación directa con lo que se ha representado, sí Aristóteles defiende el concepto de mimesis, define las posibilidades que tiene el artista, ir desde algo singular hasta lo universal, entonces el arte está por encima de la apariencia y la realidad del empirismo. Aristóteles dice de la posibilidad que tiene la poesía de ir a lo universal y la limitada historia que se queda en lo singular, la poesía que se halla en los sentimientos puede no estar al alcance de la ciencia, por lo que Aristóteles ve la verdad más fuerte en la poesía, lo que quiere decir que el arte puede contener una verdad en su amplitud -lo universal o esencial- G. Lukács ve la verdad que muestra el arte, pero él lo distinguió de la ciencia por la vinculación directa hacia el fenómeno y en el arte la esencia se sume en la apariencia. Lukács entiende el arte como conocimiento de la esencia de lo real, por lo que le da al realismo un alto valor en las artes. Lo dicho con anterioridad refiere especialmente a las artes literarias ya que no se halla para Aristóteles este conocimiento en el drama como la novela para Lukács, en la obra literaria para encontrar su verdad o falsedad se da en un estructura dicha por signos, y el hecho es que la literatura por ser obra de la voluntad humana, produce una verdad imaginada, de otra forma es solo una propuesta.

Sánchez nos muestra ciertas categorías de la literatura realista, en las que se basó en una serie de construcciones o sucesos que se aborda desde lo real o simplemente muestra lo parcial de la realidad, estas obras que cumplen la función de reflejar la realidad sin hacer caso a esta, pone de ejemplo a Cervantes con el Quijote, Balzac y la comedia humana y por ultimo a Kafka con el proceso...



Nos apropiamos de cierto conocimiento en estas obras, algo lejano a la experiencia propia pero esta verdad no es científica o habitual, por lo que se distingue el conocimiento artístico que no tiene que rivalizar con la ciencia, aquí se esboza la finalidad del arte en cuanto el hombre actúa o afronta esta actitud frente a las cosas.

Dicho con anterioridad las artes representativas o abstractas refieren a un orden de signos, a ello se agrega la música que está lejana a lo real, en cuanto la pintura si es figurativa, los hechos son narrados mientras exista una complicidad de su entorno, aquí Sánchez enuncia tres pintores, que se aleja uno del otro por sus naturalezas socioculturales, desde este sentido se puede valorar a la obra como una verdad, no a partir de la superficialidad, sino el interés del autor por ordenar de un modo todos los aspectos importantes, ósea lo más íntimo del artista y ponerlo en un situación, se encuentra en el arte realista un interés de llevar el conocimiento y ponerlo en común, lo que dice Sánchez cuando cita a Marx, es que el pintor hace una visión propia de su mundo y luego se convierte en la visión de la humanidad.

Desde otro enfoque las artes abstractas niegan el conocimiento o la verdad, pues su intención no colocar algo en el común, y por tanto no pueden reflejar una realidad, pero este aspecto del conocimiento parcial del arte figurativo, que carece en la abstracción artística, no la desmerita o lo hace menor, pues la propiedad de arte no se pierde, sino que se hace fuerte, el signo y por tanto su significado parte de su sensibilidad profunda, que no puede estar al alcance de las artes representativas, de aquí se aleja lo determinado en lo figurativo, para hallar lo universal en lo abstracto, seria valido decir que el arte abstracto es la representación de lo absoluto, en el planteamiento de Hegel, la naturaleza es imperfecta en cuanto carezca de espíritu, por lo que se retoma a la interioridad –lo que conlleva al arte aun distanciamiento de lo real y por ende a especulaciones metafísicas. Sánchez ya ha dejado claro cada función de la arte, de ahí que se concluya de la necesidad del arte por suplir las necesidades de la sociedad en un determinado contexto histórico, más el no niega la función cognoscitiva del arte pero si insiste en él, como el hábito humano de la creatividad, en tanto que rechaza la imitación, y propone al artista enfrentarse con el problema cognoscitivo mediante la creación artística y así crear respuestas que son inalcanzables para la ciencia.



SIMBÓLICA DE LAS ARTES LIBERALES: Tercera parte.



La Astrología describe la forma cósmica, su arquitectura ideal y su devenir formal y lleva implícita la idea de jerarquía y de orden armónico. Se trataría en realidad de los grados de la Existencia Universal, simbolizados naturalmente por las esferas planetarias a las que se ve como orbitando en torno a un centro que podría identificarse con el "motor inmóvil" de Aristóteles y que aparece como centro del cosmos y como su solución. En el cielo astronómico sería simbolizado por la estrella Polar, único punto que permanece inmóvil mientras la bóveda entera gira a su alrededor y en otro plano por el sol, que da la luz y el calor a la tierra.

El cielo, así como la tierra, es el gran espejo donde el hombre contempla la expresión simbólica de sus mundos internos y precisamente la lectura que tenga de la realidad que aquellos simbolizan lo ubica efectivamente en una esfera o plano, otorgándole su identidad, pues como se sabe uno es lo que conoce, aquello con lo que se identifica. Queremos decir que esos estados del ser pertenecen más bien al mundo interno, inteligible, y que es por la transmutación del alquimista que el cosmos podría ser trascendido. A la forma de la montaña, que es también un símbolo de la forma cósmica, la complementa la de la caverna, que se asimila al corazón. Exterior e interior serían dos aspectos de una sola realidad, que se resuelven en el conocimiento.

Se dice que la Astrología está regida por Saturno. A este planeta y deidad mitológica, le corresponde en el Arbol de la Vida cabalístico lasephirah número 3, Binah, Inteligencia de la que él es un símbolo planetario y mítico. Ella, que puede verse en su realidad universal como reflejando sólo a lo Uno, marca el límite cualitativo de lo manifestado, devolviéndolo todo a la Unidad inmanifiesta y rigiendo simultáneamente el orden de las esferas, que la expresan en su jerarquización y concentricidad, como emanaciones del Uno, que se refleja a sí mismo en el cosmos. Se puede entender entonces que se considere a Saturno regente de la Edad de Oro, cuando los distintos estados no se comprenden en modo sucesivo (o no se excluyen, puesto que son en presente) y la oscuración cíclica no ha ocultado la identidad esencial entre el cosmos, la deidad y el hombre, época mítica que es también un estado -el de hombre verdadero- cuyo "lugar" simbólico es el que se conoce como Paraíso terrestre, el Pardés de la tradición hebrea, o la comarca suprema, Paradêsha de la tradición hindú.

Al número 3 corresponde la forma geométrica del triángulo, imagen sintética de la manifestación que no ha perdido de vista el Principio producida por el reflejo del punto original en los innumerables puntos de la base, que no son sino la posibilidad de todas las criaturas, que en lo cósmico serán otros tantos estados del ser. Entonces, el movimiento celeste de Saturno, el más lento, luego el más próximo al centro, expresa a su manera la "operación" más que atemporal -generada por la Sabiduría divina Hokhmah, la sephirah número 2- que reúne a las cosas con su principio y que en nuestro tiempo está inmanente en el instante, virtualidad de lo que no transcurre. Es desde el punto de vista del ser identificado con el devenir y que ha perdido el "sentido de la eternidad" que Saturno aparece como el tiempo que pone fin a su existencia (de ex-stare = ponerse fuera) relativa.

En el cielo de Saturno -el séptimo de los nueve que figuran en La Divina Comedia- Dante ve, "Dentro del cristal que, rodeando al mundo, lleva el nombre de su querido señor, bajo cuyo imperio permaneció muerto todo mal, una escala del color del oro en que se refleja un rayo de sol y tan elevada, que mis ojos no podían seguirla. Vi además bajar por sus escalones tantos resplandores, que pensé que todas las luces que brillaban en el cielo estaban esparcidas allí." En ese cielo, al que llega conducido por Beatriz, es donde Dante conocerá -por boca de un "contemplativo": San Pedro Damiano- que "su elevado deseo se realizará en la última esfera donde se realizan todos los otros y los míos, y donde todos son perfectos, maduros y enteros: en aquella sola esfera todas sus partes permanecen inmóviles, porque no está en un sitio, ni gira entre dos polos, y nuestra escala llega hasta ella, lo que hace que la pierdas de vista".

El módulo del ternario se expresa de múltiples maneras y aspectos. Centro, circunferencia y el radio que los une constituyen el esquema motor de cualquier ciclo o estado, que podría verse siempre como una particularización del ciclo universal cuya espiración produce todas las cosas trayéndolas de lo inmanifiesto a lo manifiesto y cuya inspiración las devuelve a su origen. Ese movimiento de expansión y contracción, presente a la vez tanto en la respiración como en los latidos del corazón del hombre, se recoge en la Cábala en su dimensión universal en la teoría de la Tsim-Tsum, según la cual el Infinito hace un lugar en sí mismo en el que puede entonces manifestarse el cosmos.

Esos dos extremos de la manifestación serán los que en el simbolismo zodiacal se figuren con los dos solsticios, Cáncer y Capricornio, a los que se considera entonces como dos puertas, una que da a la manifestación, a la existencia como ser particular, la puerta de los hombres, y otra, la puerta de los dioses, que corresponde a la salida del cosmos y la identificación con lo inmanifestado.

La teoría (de theorein = contemplar) de los ciclos está desarrollada sobre todo en la tradición hindú, que recoge ciclos tan extensos o tan pequeños, con respecto al hombre, que exceden cualquier esfuerzo imaginativo y devolviéndonos al presente proporciona también la idea de un ciclo prototípico o arquetípico, un ciclo simbólico que ya no puede entenderse en forma sucesiva. La antigüedad clásica también conocía algo semejante puesto que hay referencias de las cuatro edades de la humanidad como edad de oro, de plata, de bronce y de hierro. A ésta última -y a un estado avanzado de ella- correspondería el estado contemporáneo, caracterizado por una pérdida u ocultamiento de la tradición. También, al principio del ciclo corresponde la montaña, luminosa y evidente, y al final la caverna, oscura u oculta, imágenes ambas del centro espiritual. Queremos destacar aquí algo que se relaciona también con la aritmética o numerología sagrada: la proporción de las duraciones asignadas a esas eras o "edades" que constituyen el ciclo de una humanidad y que es la de 4 (edad de oro), 3 (plata), 2 (bronce) y 1 (hierro), en la que podemos ver que la primera aparecería como completa o entera representando la integridad del ciclo y las demás suponen una pérdida u oscurecimiento de alguna dimensión de él. Así como se puede ver que, al ser su suma 10, y 10 = 1 + 0 = 1, el ciclo entero, considerado como sucesivo, no es sino una modificación aparente de su unidad esencial, transcurso que sin embargo es causal respecto al encadenamiento cíclico.




Tenemos que decir aquí, que estos datos tradicionales, como los que pertenecen a la doctrina de los ciclos cósmicos, forman parte del corpusde la Tradición, transmitida como una herencia sagrada desde la noche de los tiempos. Que el hombre individual no podría inventarlos y ni siquiera descubrirlos, pues proceden de una dimensión suprahumana y suprahistórica. Si podemos conocerlos es gracias a la obra de quienes, precediéndonos en la historia, se manifiestan como las voces que vehiculan una Enseñanza, o unas Ideas que se refieren al Principio mismo, y que pueden así tender un puente que permita la salida de la rueda de las cosas.

La posibilidad de este viaje de lo periférico y siempre cambiante a lo central e inmutable tiene que ver con la ciencia de las transmutaciones, la Alquimia. Se trata de la transmutación (más allá de la mutación o cambio) integral del hombre que pretende el conocimiento, o que pretende ser, entendiendo esto como el logro de la identidad original.

Se trataría de una regeneración de su psiqué, entrenada por la cultura en que ha nacido para una visión profana de sí mismo y del mundo, según unos patrones que en general están invertidos con respecto a la verdadera naturaleza de ambos.

Es evidente que para que eso sea posible, algún eco ha de despertar en su interior el mensaje tradicional, por muy lejano que le pareciera al principio el asunto, si es que ha tenido la "fortuna" de entrar en contacto con él, que devuelve a aquél que puede recibirlo con la disposición adecuada, el conocimiento de la esencia simbólica de la existencia y la posibilidad de trascenderla.

La Alquimia considera los metales como la coagulación simbólica de sus arquetipos celestes, como la posibilidad de un hombre nuevo, dormida u oculta en el interior del hombre viejo. Sería posible entonces una labor transmutatoria de lo grosero en lo sutil, del "mercurio vulgar" o de la lectura literal y profana de la realidad, en el "mercurio de los sabios" revelador del Sí mismo y agente de la medicina espiritual.


lunes, 21 de septiembre de 2015

SIMBÓLICA DE LAS ARTES LIBERALES: Segunda Parte



Para los pueblos tradicionales las obras de arte no eran distintas de su utilidad cotidiana y se constituían en la expresión y el soporte de su conocimiento del cosmos, al que no se consideraban ajenos. Y su cultura no era algo diferente de su existencia, con lo cual podían identificarse plenamente con ella, siendo también símbolos vivos y actuantes. Es sólo para un pueblo que se maneja con los restos más o menos lejanos de lo que un día fue su Arte y que ha olvidado o distorsionado los principios que lo informaban, que la cultura se ha convertido en algo que se posee o se adquiere y con lo que generalmente se carga, constituyendo un "bagaje" que apenas sirve para ganarse el pan en un medio dominado por intereses puramente cuantitativos, que se empeñan en no dejar escapar a nadie de su juego. O como un valor añadido al ser del hombre y la cultura, preñado de supuestos que obedecen a las vicisitudes más cambiantes y que apenas incluyen que la verdad sea algo más que un etiquetado consumible, útil para los intereses del mercado.

Volviendo a las distintas formas del arte, o de sus producciones, puede verse que predominan o se desarrollan más unas u otras en las culturas según sea el modo de vida de los pueblos de que se trata. Así, al nómada que se desplaza según el tiempo, el propio paisaje se le renueva y se mantiene hasta cierto punto como virginal, permitiéndole que su propia historia no sea diferente esencialmente de su modelo mítico, que tanto puede leer en el movimiento de los astros como recordar sintéticamente a través de la palabra, la danza o la música que son artes propias del tiempo y del ritmo. La memoria de la cosmogonía se expresa en la narración mítica, el canto conmemorativo, la danza sagrada, pero también en el modelo de sus tiendas y campamentos, en sus pinturas y bordados, en sus ritos específicos y en todo en lo que traza la impronta de su ser mítico. El nómada apreciará más fácilmente la hospitalidad de la tierra.

El sedentario ha de significar su espacio, que el transcurso del tiempo gasta, plasmando obras que duren en éste y que constituyan un modelo simbólico que le permita "viajar" por así decir a la comprensión de ese cosmos, al llevar implícita la memoria de lo simultáneo, o de un: tiempo otro presente entonces en ese espacio cualificado.

La ciudad es la obra extrema del sedentario, un reflejo en lo terrestre del modelo celeste: su orientación y distribución interna, la arquitectura de los templos y hogares -a su vez modelos simbólicos del cosmos-, el ordenamiento religioso y administrativo que refleja la tradición en el seno de ese pueblo, su calendario ritual, etc., son expresiones del conocimiento de los principios, de los que derivan las distintas aplicaciones en los diversos órdenes, las cuales señalarán lo espiritual mientras no se pierdan de vista aquéllos. Cuando esto ocurre se oscurece el tiempo de esa cultura, al anquilosarse, ya que entonces sus símbolos, mitos y ritos han perdido su poder vivificador y revelador que queda como oculto en ellos mismos. Se puede decir que tanto el tipo de los materiales que emplea como la forma misma de sus obras, junto con los datos de la ciencia de los ciclos y la geografía sagrada, son un indicio para leer los cambios cualitativos del tiempo, así como para comprender la idiosincrasia de los diferentes pueblos.

Hemos dicho que estas artes podrían verse como el facetado de una luz esencialmente única. Antes de considerar las siete artes una tras otra, siguiendo la correspondencia de sus regentes planetarios con lassephiroth del Arbol de la Vida, diremos que pueden reunirse las siete en dos: la Astrología, ciencia de los ciclos y los ritmos, y la Alquimia ciencia de las transmutaciones, y que ambas, reunidas, expresan la cosmogonía.















SIMBÓLICA DE LAS ARTES LIBERALES: Primera Parte.


JOSE MANUEL RIO






Hemos escogido hablar de las artes liberales porque constituyen una oportunidad de tratar de una visión económica de la cosmogonía y de mostrar o hacer un viaje a través de lo que esa cosmogonía está revelando, aunque sea mediante un leve esbozo, que quiere ser lo más sintético posible, de lo que podría decirse al respecto.

Como todas las artes y ciencias de origen tradicional han servido de vehículo de expresión y de enseñanza para verdades de un orden superior al de su propia literalidad y ese fue también el caso en la Edad Media y principio del Renacimiento. Queremos decir que no sólo estuvieron al servicio de una teología como hoy se la entiende, sino de algo de orden más profundo, donde se da la verdadera unidad de las formas tradicionales, la metafísica, pudiendo servir así de soporte o de auxilio en la realización iniciática.

Para ello las pondremos en relación con el Árbol de la Vida cabalístico, pues éste es un modelo completo y universal que incluye no sólo una ontología y una cosmología sino también una metafísica.

Si el punto de vista metafísico es el único libre de relatividades y hay que considerarlo en sí mismo como inefable por la simultaneidad de aspectos que concurren y se solucionan en él, el punto de vista cosmológico es susceptible de mostrar distintas facetas según el aspecto que se considere, lo cual da lugar también al arte o la ciencia correspondiente que aparece como vía de unión o de rescate de ese aspecto en lo universal.

En las tradiciones de los distintos pueblos se remite el origen de las artes y ciencias a un dios o héroe civilizador, comunicador e intermediario entre lo celeste y lo terrestre, que genera el desarrollo de su cultura al vivificar el mito y comunicar una enseñanza ejemplar.

Se dice que el hombre primordial poseía en sí el conocimiento de todas las artes y oficios pero que éstos no estaban diferenciados para él, en quien el cosmos y la deidad eran uno. Será en estados posteriores e históricos, que corresponden a un distanciamiento del centro primigenio, donde esas artes y ciencias se desarrollen y plasmen según una economía espiritual que equilibra esa pérdida y que es la misma que ha coagulado las distintas formas tradicionales que, en tanto que reveladoras y adaptándose a las características de los pueblos que las encarnan, les dan su identidad particular y universal.

Es el discurso de la existencia lo que ellas sintetizan y ordenan pues en cuanto son lo que deben ser, ofrecen de él un modelo simbólico, que lo revela.

Desde este punto de vista, considerar que estas artes tienen su fin en sí mismas sería una forma de idolatría o de superstición, donde de nuevo lo literal o lo relativo sería el límite en el que se detiene la comprensión, constituyéndose entonces en un obstáculo, en un estorbo probablemente pesado e innecesario en lugar de revelar una realidad anterior a ellas. Es cuando se hacen insignificantes cuando pueden progreder ya sólo en un sentido externo y cuantitativo y así ha llegado a darse el mundo moderno, distraído hace tiempo de sus posibilidades internas, a las que debería atender para poder salir de su letargo pues son las únicas que cuentan desde el punto de vista espiritual y sin ellas su gesto no será sino un perderse en lo múltiple. Pero tal vez sea esto mucho esperar de un mundo que cree que su origen está en el sueño y que lo mayor es un futuro cuantitativo.

Podría decirse que las artes tradicionales son una sola que se expresa de maneras diferentes según sea su soporte simbólico, y que se presentan como los vehículos a través de los cuales se expresa una misma Doctrina o Enseñanza, de orden trans-histórico, tal cual la verdadera esencia del cosmos y del hombre, a los cuales vincula en una realidad que los trasciende. Si el cosmos manifiesto no es sino un vehículo de revelación, él mismo es para ser trascendido.





Culto de la Razón



«Fête de la Raison 1793»



¡Diosa de la razón! el hombre siempre será hombre,
 a pesar del refinamiento de su orgullo y su vanidoso
 y fatuo egoísmo; siempre imaginara imagenes
tangibles con el fin de acercarse al mundo invisible.
Tu símbolo de la razón, nos la ofrece de un modo no
tan natural que sentimos la tentación de confundir
 la copia con la original. En ti se aúnan lo material
y lo moral para ganarse nuestro amor.

lunes, 14 de septiembre de 2015

El tarot de Carl Jung

Se ha dicho que el psicólogo suizo Carl Jung descubrió “el Tarot interno” en la mente humana, con su concepto de arquetipos. Lo mismo se puede decir que el Tarot era ya un substrato en la historia de la mente colectiva en el cual se podían encontrar los arquetipos –las imágenes primordiales que constituyen la constelación psíquica del ser humano.
En la baraja de 78 cartas, como en los 64 hexagramas del I-Ching, se cifra un universo mental mutante, a través del cual se pueden formar predicciones. “Podemos predecir el futuro cuando sabemos cómo ha evolucionado del pasado el momento presente”, dijo Jung. Esta evolución del instante presente está concatenada al pasado, de la misma forma que la mente consciente está supeditada al inconsciente: la carta del Tarot o el hexagrama son manifestaciones visibles de este ámbito, una suerte de sincronicidad que se obliga a surgir a la superficie, pero que requiere, al igual que un oráculo, una interpretación acertada.


En 1933, en un seminario, Jung habló sobre el Tarot (según documenta el libro Visions: Notes of the Seminar given in 1930-1934 by C. G. Jung, Princeton University Pres 1997).
Estas cartas podrían ser el antecedente del popular conjunto de naipes que usamos para jugar, en las que el rojo y el negro simbolizan los opuestos, y la división de 4 –tréboles, espadas [o picos], diamantes y corazones— responde también al simbolismo de la individuación. Son imágenes psicológicas, símbolos con los que uno juega, de la misma forma que el inconsciente parece jugar con su contenido. Se combinan en cierta forma, y las diferentes combinaciones corresponden al desarrollo lúdico de los eventos de la historia de la humanidad.
Existe cierta disputa sobre el origen del Tarot, y si este precede a los naipes que se usan cotidianamente con fines lúdicos. La versión aceptada es que el Tarot en realidad es posterior; sin embargo, versiones ligadas al misticismo hablan del Tarot como del “Libro de Thoth”, y datan su origen a los misterios egipcios. De cualquier manera el diseño de sus arcanos se pierde en la historia –con una raíz ominosa que resurge en los juegos de magos modernos como Aleister Crowley o Alejandro Jodorowsky.


Una de las aportaciones de Jung a la psicología es trazar un paralelo entre los procesos mentales y los procesos de la alquimia en su búsqueda de transformar (simbólicamente) la materia en oro. De igual forma el suizo vio en el Tarot un juego alquímico:
En el Tarot tenemos la figura hermafrodita del diablo. Esta sería en la alquimia el oro. En otras palabras, tal intento por unir los opuestos para la mentalidad cristiana aparece como diabólico y prohibido, perteneciente a la magia negra”. El Tarot, recordemos. está ligado a los gitanos, a su vez percibidos por la mentalidad cristiana como adeptos a la magia negra.
Si uno quiere imaginar el proceso simbólico, la serie de imágenes que se encuentran en la alquimia son buenos ejemplos… También parece que el conjunto de imágenes en las cartas del Tarot desciende distantemente de los arquetipos de transformación, una perspectiva que me ha confirmado una lectura del profesor Bernoulli. Este proceso simbólico es una experiencia en imágenes y de imágenes. Su desarrollo usualmente se manifiesta como una estructura de enantiodromia, tal como ocurre con el I Ching y como tal se presente en un ritmo de positivo y negativo, ganancia y perdida, luz y oscuridad.

La enantiodromia es un término griego usado por Jung, e implícito en la filosofía de Heráclito, para significar aquello que se torna en su opuesto. En cierta forma este es el proceso perenne del movimiento, necesario para la salud psíquica. El Sol debe convertirse en la Luna; este es el ritmo de la vida, en cuya coincidencia de opuestos yace la alquimia.






domingo, 13 de septiembre de 2015

RELIGIONES, Egipto, primera parte.




En Egipto hubo una pluralidad de dioses tan complejos cono la sociedad que le engendro, Hathor una mujer con cuernos de vaca era la Diosa de la fertilidad; Hathor era el equivalente a la diosa griega afrodita y para los semitas como Astoret, (madre de Baal), probablemente los hebreos adoraron al becerro dorado, imagen alusiva a la Diosa Hathor.

Sekhmet se le describe como una mujer con cabeza de leona, es la diosa de la guerra y la magia, Selkis su hermana tenía cuerpo de escorpión, y era se dice que fue la diosa del matrimonio, se le considera como una diosas benévola, que prevé de ciertos males , como también el poder de dar o quitar el aliento. Entendemos entonces que el universo tiene una cara buena y otra mala, del que se requiere un equilibrio que solo dan los dioses.

Sus dioses nacieron junto con Egipto. Cuenta el mito que en el inicio la tierra estaba inundada y solo existía oscuridad, pero la tierra emergió hacia la superficie, allí surgió Egipto junto al rio Nilo, y la iluminación se originó junto a Jnum el hermano de Ra. La creación para el antiguo Egipto es un hecho que se repite a diario, es la renovación cíclica, la lucha del bien y del mal.

El pilono es una construcción con forma de pirámide recortada en la parte superior, constituida por dos columnas, y en el centro la entrada se alineaba con la salida del sol, en sus muros hay inscripciones de las luchas de Ra con Apofis, un ser parecido a Illuyanka.


La gran serpiente se le había encomendado matar a Ra para detener el ciclo cósmico, donde el atraviesa el Nilo en su canoa, de occidente a oriente para traer la luz.

     Se sabe que en Egipto la religión no fue compacta, y existen gran cantidad de deidades, y mitos cosmogónicos que se diferencian de cada localidad, pero aun así los elementos de la existencia eran comúnmente cinco: el nombre, la sombra, el aj, el ba, y el ka.

El Aj se le representaba con un ibis eremita, el aj en un principio solar, indispensable para llegar al más allá.
El ba es un vehículo de poder, del que importaba si la persona estaba viva o muerta, al ba se le representa con un pájaro con cabeza humana, el ba se retiraba del cuerpo en la muerte, pero llegaba con la momificación, el ba permite la adopción de múltiples formas y es un portal de la vida terrenal y el más allá, por tanto los dioses poseían muchos ba, que les daba la facultad de adquirir muchas formas, así el ave que los griegos interpretaban como fénix, era el ba de Osiris y en el cielo ser Ra. El Ka es la fuerza vital de los seres, el ka es proporcional al poder y es el complemento que permite la perduración en el más allá.   

RELIGIONES, Mesopotamia y oriente próximo, segunda parte


Armonía y caos.


La creación del hombre no implica solamente una primitiva limitación del mundo divino, sino que expresa y subraya el principio de dependencia del propio hombre, al que los dioses quieren utilizar como su sustituto en las actividades productivas y que está, por tanto, a su «servicio».

El crecimiento demográfico ocasionó la rebelión de los seres humanos en contra de su Dios En-lil, donde ellos se negaron a seguir trabajando para él, esto provoco la furia de este Dios, que posteriormente inundo la tierra con un diluvio, con la intención de desaparecer a la humanidad; de no ser por En-ki que salvo a Atrahasis y su familia.




                                               Tablilla cuneiforme con la historia de 
                                                                 Atrahasis en el Museo Británico





Es por esto que se dice que el hombre ha recibido la cultura de los dioses; un mito sumerio escrito en griego, diría que los hombre fueron liberados del estado salvaje por un semidiós creado por En-ki, Oannes es un ser mitad hombre y mitad pez, el que transportaba el conocimiento. En antiguas tablillas de barro se encuentra la historia de Gilgames, rey de Uruk, capaz de revelarse a los Dioses; al ser una amenaza, los dioses crean a Enkidu, un ser con apariencia primitiva. Pero antes de enfrentarse a Gilgames tiene que pasar por un proceso de racionamiento, por eso se le concede una prostituta de la cual se enamora. Después de este proceso Enkidu olvida su naturaleza salvaje y se enfrenta ante Gilgames, llegando al agotamiento de la lucha se dan de cuenta que es inútil y por tal motivo inician una alianza.



La mitologia hitita demuestra una increíble similitud con otras tradiciones religiosas, como lo es el mito de Inanna, pero que en su versión hitita, es Telepinu, que abandona la tierra y provoca desastre a nivel cósmico, historia similar a la de Baal, de igual manera a la diosa griega Demeter. Estos mitos ponen en común la influencia de la figura de un Dios en el caos y la armonía de la Tierra. Es interesante en los hititas la construcción del mito, que introduce un imaginario colectivo. Otro relato hitita es acerca de la lucha del dios Teshub (dios de la tormenta) que lucha contra el dragón Illanka, el guardián de las aguas subterráneas, aquí Teshub pide ayuda a la diosa Inara, al Igual que Marduck en su enfrentamiento con Tialmat.


sábado, 5 de septiembre de 2015

RELIGIONES, Mesopotamia y oriente proximo.

Historia de las religiones

Reseña del libro Historia de las religiones de G. Filoramo:




El texto a continuacion es la primera parte de los orígenes de la religión en Mesopotamia.

La historia entendida como hechos documentados empieza hace 4500 años antes de Cristo. Mesopotamia es conocida como la cuna de la civilización, su ubicación geográfica, al situarse en medio de dos ríos, el Tigris y el Éufrates, permitió el florecimiento de la agricultura, y el comercio.

Ahora bien, para estudiar el origen del fenómeno religioso, se debe entender que produjo los lazos multiculturales, cómo el desarrollo tecnológico y y comercial, influyo en el valle fértil, además de sus colonias cercanas.

La historia conocida no contiene algún tipo de documento que se acerque a los antecedentes del establecimiento sumerio, sino que ya estaban en el territorio Mesopotámico. No se puede decir que los sumerios eran un estado homogéneo, ya que hubo otros pueblos establecido allí, lo que es cierto es que el pueblo sumerio, tuvo contacto con pueblos nómadas semitas. Más adelante, aproximadamente en el VI y el III milenio comienzan a predominar las dinastías, y después de algunas invasiones, llegara la unidad de estado con Gudea, gobernador de Lagash.






Estatua perteneciente de Gudea



Sin embargo el reinado de Sargón I, conocido como el rey legítimo del pueblo acadio, daría lugar a un ejército el cual rivalizo con Babilonia, el pueblo de Acad dirigido por Sargón II. Pero de cierta manera el expansionismo Sargonico, posteriormente los babilonios y asirios, contribuyeron a la proliferación de las creencias religiosas, hasta alcanzar a pueblos de origen indoeuropeo como los Hititas.

Pero en el pueblo asirio, el sumerio y los acadios se puede comprobar que mantuvieron una similitud cultural, sino que diferían en su idioma, y los sistemas políticos que variarían de acuerdo a sus gobernadores.




 Dios Enki ( en-Dios  Ki-Tierra)




Ciudad-Estado


En la región de Mesopotamia se aprecian en la ciudad de Uruk el Zigurat, templo dedicado al culto, El templo significo el asentamiento de la urbe a su alrededor, muy similar a las costumbres mayas. La disposición del templo se daba a un “señor” conocido como “en”. También designado a un ser extrahumano. Aparentemente el concepto de “en” es la visión fragmentada del grupo, que es útil en la repartición de tierra, pero a este carácter social se le asignaba al político, o al líder. Es el líder el dingir o el gran hombre-divinidad. Pero el rey no era considerado como dios, sino que él era un vicario en la tierra. El matrimonio sagrado conocido como hierogamia, consistía en la mujer que encarnaba a la diosa Inanna y se casaba con Tammuz, cuya representación en el panteón era Dumuzi. 













El gran viaje de los pájaros en busca de su rey




Resumen del “Mantiq al-Tayr”, o “La asamblea de los pájaros” de Farid Uddin Attar, uno de los poetas persas más celebrados de toda la literatura sufí.














Aunque no se conoce con certeza la fecha del nacimiento de Farid Uddin Attar, se sitúa en 1119 en Nischapur, donde vivió hasta el final de su larga vida. Durante este periodo, que se desarrolló bajo el califato Abásida, el árabe se convirtió en la lengua oficial mientras que el persa quedó reservado para la poesía. En la obre que presentamos y mediante un sinfín de leyendas y fábulas donde se citan príncipes, maestros, discípulos y fakires, Farid Uddin Attar narra el largo viaje que emprenden todos los pájaros del mundo en busca de un rey que no tienen y que ansían: el llamado Simorg, un nombre que, en realidad, es el de una criatura mitológica con cuerpo de ave, dragón y pez, y dotada además de patas para caminar sobre la tierra, lo que hace de dicho ser un símbolo de los cuatro elementos.
La historia comienza cuando todas las aves reúnen y escogen a la abubilla como guía, pues este pájaro ya actuó como embajadora entre Suleiman y la Reina de Saba, y, además, es el único que porta una corona. Ella es quien propone al Simorg que habita en la Montaña de Qaf, como la única ave merecedora de llevar la corona real. Cuando otros pájaros dan excusas para no adherirse a esta elección, la abubilla responde a cada uno mediante anécdotas que les convencen y cuando aparecen las quejas debido a lo arduo del viaje, trata de convencerlos del mismo modo para que lo emprendan.
Finalmente deciden iniciar la búsqueda del Simorg. Para ello los pájaros deberán atravesar siete valles: búsqueda, amor, gnosis, contento, unidad, maravilla y pobreza, y multitud de adversidades. Pasan años viajando sobre montañas y valles, siguiendo a la abubilla, empleando en ello gran parte de su vida. Al final, de las miles de aves que habían emprendido la búsqueda solamente treinta alcanzan la morada del Simorg.
Muchas se pierden en el océano; otras perecen en la cima de las montañas torturadas por la sed. A otras se les queman las alas por el calor del sol; otras son devoradas por tigres y panteras; otras mueren de fatiga en los desiertos, con sus picos quebrados y sus cuerpos abrasados por el calor; otras enloquecen y se matan entre sí por un grano de cebada; otras, debilitadas y sufriendo por sus heridas, se quedan tiradas en el camino sin poder continuar; otras, aturdidas por lo que ven, se detienen aquí y allá, estupefactas; y muchas que habían comenzado el viaje para satisfacer su curiosidad, perecen con la idea de que ya han llegado al final.
Incluso las que llegan, lo hacen aturdidas, golpeadas, cansadas y sin plumas ni alas. Pero, por fin, han alcanzado la morada de su Majestad. Entonces todas ellas penetran en un estado que no se puede describir y en una esencia que no se puede comprender, pues, una vez en la puerta, son llenadas de luz, y cientos de mundos se consumen ante sus ojos en un momento. Ven a miles de soles, unos más brillantes que los otros, miles de estrellas y de lunas de igual belleza, y viendo todo ello se agitan asombradas en una danza como la del polvo de los átomos, y gritan: “¡Oh tú, que eres más radiante que el sol! ¡Tú, que has reducido al sol en un átomo! ¿Cómo podemos aparecer ante Ti? ¿De qué nos sirve ahora todo el sufrimiento del camino? Hemos renunciado a nosotros mismos y a todo, no podemos obtener nada por lo que hemos luchado. Aquí, poco importa que existamos o no”.
 Después de mucho tiempo de espera, las aves comienzan a sentir desesperación y confusión. Hasta que, por fin: “… una puerta se abrió de pronto, y salió uno de los nobles chambelanes de Su Majestad Suprema. Los miró y observó que de los miles de pájaros, sólo treinta habían llegado”.
Les dijo: “Bien, oh aves, ¿de dónde venís, y qué es lo que hacéis aquí? ¿Cuál es vuestro nombre? Oh, tú, que lo has dejado todo, ¿Dónde está tu casa? ¿Cómo te llamaban en el mundo? ¿Qué se puede hacer con un débil montón de polvo como tú?” “Hemos venido”, dijeron los pájaros, “para rendir pleitesía a nuestro Rey Simorg. Por su amor y su deseo hemos perdido nuestra razón y la paz de nuestras mentes. Hace mucho tiempo, cuando emprendimos este largo viaje, éramos miles. Sólo hemos llegado hasta este sublime lugar treinta. No podemos creer que el Rey quiera burlarse de nosotros después de tanto sufrimiento como hemos tenido que pasar. ¡Ah no! ¡Él no puede mirarnos más que con el ojo de la benevolencia!” 
El chambelán replicó: “iOh vosotros, cuyos corazones y mentes están confundidos, a pesar de que existáis o no en el universo, el Rey tendrá a su ser siempre en la eternidad. Miles de mundos de criaturas no son más que hormigas a su puerta. No traéis más que quejas y lamentos. Regresad por donde habéis venido, oh vil montón de tierra!”
 Al oír esto, las aves se quedaron petrificadas de asombro. Cuando volvieron en sí se dijeron: “¿Por qué este gran Rey nos ha rechazado tan ignominiosamente? Y si en realidad su actitud hacia nosotros no ha de cambiar, ¿por qué no lo hace con honor?”
 Pero, al cabo de un tiempo, la inicial indignación de las aves se trocó en hondo amor. Y entonces dijeron: “¿Cómo puede salvarse una mariposa del abrazo de la llama que desea para alcanzar la unidad? El amigo que buscamos se contentará permitiéndonos unirnos a él. Si nos rechaza ahora, ¿qué es lo que puede hacer por nosotros? Somos como la mariposa que desea unirse a la llama del candil. La gente le pedía que no se sacrificara tontamente, pero la mariposa les agradeció el consejo y les dijo que su corazón lo único que deseaba era unirse a la llama para siempre, no le importaba nada más”. 
 Después de estas palabras, el chambelán abrió la puerta y, tras examinarlos, hizo a un lado cientos y cientos de cortinas, una detrás de otra, y un mundo que estaba más allá del velo les fue revelado. La luz de las luces les fue manifestada, y cada uno de ellos se sentó en el masnad, el asiento de la Majestad y la Gloria. Se les dio un escrito que debían leer; y leyéndolo y ponderándolo fueron capaces de comprender su estado.
Cuando estuvieron completamente en paz y apartados de todas las cosas, se dieron cuenta de que el Simorg estaba ahí con ellos, y que para ellos comenzaba una nueva vida al lado del Simorg. Todo lo que tuvieron que hacer fue lavarse de todo lo anterior. El sol de la majestad emanó poderoso sus rayos y en el reflejo de cada uno estaban los rostros de Simorg en el mundo interior. Todo era tan asombroso que ya no sabían si eran ellos mismos o si se habían convertido en el Simorg. Al final, en un estado de contemplación, se dieron cuenta de que ellos eran el Simorg y que el Simorg era los treinta pájaros. Cuando veían al Simorg, se veían a sí mismos y eran el verdadero Simorg, aquello que habían sido, y cuando volvían sus ojos hacia sí mismos, veían al Simorg, porque ellos eran el Simorg. Y percibiéndose a la vez, ellos y Él, se dieron cuenta de que el Simorg y ellos eran el mismo y único Ser. Nunca nadie en el mundo oyó nada igual a esto.
Entonces se pusieron a meditar y, después de un momento, preguntaron al Simorg, sin usar sus lenguas, si podía revelarles el secreto de la pluralidad y la unidad de los seres. El Simorg, sin usar el habla les dijo: “El sol de la majestad es un espejo. Aquél que se ve en él, ve su alma y su cuerpo, y los ve por completo. Como habéis llegado hasta aquí como treinta aves os miráis como treinta aves en este espejo. Si hubieran venido cuarenta o cincuenta, hubiera sucedido lo mismo. Y aunque ahora habéis cambiado, en este espejo os veis como antes. ¿Puede la vista de una hormiga alcanzar a ver las Pléyades? ¿Puede este insecto levantar una viga? ¿Se ha visto a un mosquito picar a un elefante? Todo lo que habéis conocido, todo lo que habéis oído, ya no existe. Cuando cruzasteis los valles del sendero espiritual y cuando hicisteis buenas obras, fue por mi acción; así fuisteis capaces de ver los valles de mi esencia y mis perfecciones. Vosotros, que sois sólo treinta aves, hicisteis bien en sufrir, en asombraros y en impacientaros. Porque yo no soy más que treinta aves. Y soy la verdadera esencia del verdadero Simorg. Aniquilaos gloriosamente y con gozo dentro de mí, y en mí os encontraréis. Entonces las aves se perdieron a sí mismas para siempre en el Simorg, la sombra se perdió en el sol, y eso fue todo. 
Esta historia maravillosa es una alegoría que ilustra la búsqueda del sufí y no sólo del sufí, sino de todo aquél que busca llorando su patria perdida.

El Cábala

  Cábala es la recepción de lo que fue transmitido por la tradición, es por ello que puede traducirse como transmisión o tradición. Ezequiel tuvo una visión en donde vio en los cielos a Dios en su trono (Ezequiel  1-28) la imagen que fue vista por Ezequiel, posteriormente llamo la atención de algunos eruditos Judíos, que en sus estudios intentaron conseguir las verdades de esta imagen, los judíos quienes buscan encontrar la experiencia divina, buscan encontrar una experiencia similar a la de Ezequiel.  En el siglo II de nuestra era, el imperio romano dominaba una parte de Europa  y lo que era Israel, la persecución de los judíos por parte del imperio los obligaba a huir  y y escondersen.
  Shimon bar Yojai, fue un rabino, al que se le condenó de muerte por enseñar la Torá, por tal motivo busco refugio en una cueva por trece años, en donde continuó su meditación, sus seguidores siguieron sus enseñanzas, y por tanto buscaban la cercanía con Dios, para ello, los monjes acudían a prácticas que los llevaran al trance, esto fue consignado en el Torá, los místicos advierten que estas prácticas son muy peligrosas.
Existen diez sefirot que se ordenan siguiendo un esquema llamado “árbol sefirótico”. Cada sefirah está enlazada con las demás mediante unos hilos o canales que van de la más sutil, Keter, la corona, a la más concreta, Malkut, el reino. En los árboles sefiróticos que aparecen en la imagen, las sefirot aparecen ordenadas en tres columnas verticales, la de la izquierda expresa el rigor, la de la derecha, la misericordia, y la del centro, la justicia. Ésta es la más larga, pues une la corona con el reino, como la escala de Jacob unía lo más alto con lo más bajo.[1]   



































[1] http://www.arsgravis.com/?p=93