domingo, 13 de septiembre de 2015

RELIGIONES, Mesopotamia y oriente próximo, segunda parte


Armonía y caos.


La creación del hombre no implica solamente una primitiva limitación del mundo divino, sino que expresa y subraya el principio de dependencia del propio hombre, al que los dioses quieren utilizar como su sustituto en las actividades productivas y que está, por tanto, a su «servicio».

El crecimiento demográfico ocasionó la rebelión de los seres humanos en contra de su Dios En-lil, donde ellos se negaron a seguir trabajando para él, esto provoco la furia de este Dios, que posteriormente inundo la tierra con un diluvio, con la intención de desaparecer a la humanidad; de no ser por En-ki que salvo a Atrahasis y su familia.




                                               Tablilla cuneiforme con la historia de 
                                                                 Atrahasis en el Museo Británico





Es por esto que se dice que el hombre ha recibido la cultura de los dioses; un mito sumerio escrito en griego, diría que los hombre fueron liberados del estado salvaje por un semidiós creado por En-ki, Oannes es un ser mitad hombre y mitad pez, el que transportaba el conocimiento. En antiguas tablillas de barro se encuentra la historia de Gilgames, rey de Uruk, capaz de revelarse a los Dioses; al ser una amenaza, los dioses crean a Enkidu, un ser con apariencia primitiva. Pero antes de enfrentarse a Gilgames tiene que pasar por un proceso de racionamiento, por eso se le concede una prostituta de la cual se enamora. Después de este proceso Enkidu olvida su naturaleza salvaje y se enfrenta ante Gilgames, llegando al agotamiento de la lucha se dan de cuenta que es inútil y por tal motivo inician una alianza.



La mitologia hitita demuestra una increíble similitud con otras tradiciones religiosas, como lo es el mito de Inanna, pero que en su versión hitita, es Telepinu, que abandona la tierra y provoca desastre a nivel cósmico, historia similar a la de Baal, de igual manera a la diosa griega Demeter. Estos mitos ponen en común la influencia de la figura de un Dios en el caos y la armonía de la Tierra. Es interesante en los hititas la construcción del mito, que introduce un imaginario colectivo. Otro relato hitita es acerca de la lucha del dios Teshub (dios de la tormenta) que lucha contra el dragón Illanka, el guardián de las aguas subterráneas, aquí Teshub pide ayuda a la diosa Inara, al Igual que Marduck en su enfrentamiento con Tialmat.


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