La tarde anterior, Ota Benga había bailado y cantado alrededor del fuego ceremonial. En las primeras horas del 20 de marzo de 1916, se encerró en un cobertizo próximo a su casa, recuperó una pistola que había escondido allí y se pegó un tiro en el corazón.
Ota Benga era un pigmeo congolés, pero el suceso no tuvo lugar en África, sino en Estados Unidos, el país donde aquel hombre había sido exhibido como atracción: primero en la Exposición Universal de San Luis (Misuri) en 1904, y en 1906 en la Casa de los Monos del Zoo del Bronx (Nueva York). Una vida ingrata a la que él mismo decidió poner fin a los 32 años.
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